jueves, 11 de abril de 2013

Gregorio Javier Hernández

Nació en San Borondón, no en aquella isla mítica…, sino en un caserío de Tazacorte (La Palma) que lleva ese nombre. Cursó estudios de bachillerato en Santa Cruz de Tenerife, obtuvo la licenciatura en Medicina en la Universidad de La Laguna, y ejerció la Medicina en Tenerife y La Palma. Desde hace unos años reside, vive y escribe en Lanzarote, donde ejerce de profesor de Biología en un Instituto de Enseñanza Secundaria. En 2009 se publicó su primera obra, Tacande, ganadora del XXIV Premio de Novela Benito Pérez Armas, que fue reeditada en 2012 por Ediciones Idea, dentro de su colección Narrativas. El fin de Edmundo. Tribulaciones de un hombre habitado es la segunda novela del autor.

Tacande recrea un paisaje humano en un lugar incierto de mediados del siglo pasado, en un tiempo en que los vivos se mostraban tan perdidos e inquietos como los muertos del cementerio. La historia transcurre a partir del velatorio de Romo Sanfiel, un muchacho cuya muerte en circunstancias extrañas revela pasiones escondidas y desata comentarios infames en boca de las comadres. Este rumor de voces duele en el ánimo de Maruca Luzardo, mujer culta, maestra jubilada, partera y tía de Romo. Sumida en viejas reminiscencias, la narradora perfila el retrato de diversos personajes, cuenta sus tribulaciones y se asoma a los escenarios que determinaron la muerte de su sobrino. A través de diversas historias entrelazadas, unos personajes sin rostro alimentan rumores plagados de maldad; otros van y vienen alimentando miedos y esperanzas; algunos desfallecen en soledad. Mediante un lenguaje cuidado y expresivo, la narradora articula un relato único, salpicado de humor, erotismo y resquemor. En definitiva, la novela se configura como un entramado sutil de andanzas amorosas, creencias sombrías e historias fantásticas que pudieron haber acontecido en un mundo real.

El fin de Edmundo. Tribulaciones de un hombre habitado cuenta los encuentros y desencuentros de su protagonista, Edmundo (un observador singular, culto, especulador… insoportable a veces) en su deambular a través de un parque público. 

Mediante un relato prolijo y preciso, el narrador disecciona y desmenuza el pulso variopinto de la multitud. En su extravío, Edmundo escucha una voz sentenciosa que lo alecciona y aconseja cuando entra en conflicto consigo mismo o con otros personajes. Aquellos con quienes tropieza, tipos estrafalarios, indigentes, jubilados…, representan escenas pintorescas en cuya naturaleza indaga a fin de enajenarse de su soledad atormentada. 

Entre historias delirantes y diversos avatares, Edmundo entabla un «diálogo a tres voces» con la mujer de su vida. A modo de breves entreactos, las Tribulaciones… constituyen una diatriba apasionada contra una bella mujer, en ocasiones real, a menudo imaginada. 

En definitiva, la obra se configura como  un conjunto de relatos abiertos y descarnados, entre los que se imbrican otros de tinte intimista y amoroso, conformando una novela única, salpicada de humor, erotismo y reflexión. Quizá podría ser del gusto de una persona paciente y minuciosa que disfruta con la lectura, no solo con lo que se cuenta, sino también con el «cómo se cuenta».  

Gregorio Javier Hernández participa con los siguientes microrrelatos en el proyecto "Somos solidarios": "Valeria", "Incertidumbre", "Indiferencia" (en Minitextos comprometidos), "Facunda", "Amanecer de domingo" y "El cariño verdadero" (en Minitextos para sonreír), "Echando cuentas", "El tolete de Juan Zenón" y "La vida por la patria" (En Minitextos de amor y lujuria).


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